miércoles, 26 de mayo de 2010

El 1 de Junio inaugura Luisa Pagola













MI GRAN AMIGA LUCHI PAGOLA INAUGURA EN DECASTELLI (Chile 354).

Mas allá de haberle escrito el texto de catálogo, me doy el placer de invitar a todos a disfrutar de su arte.

El retrato es un género extraño: no goza de mucho prestigio aparentemente entre los artistas, y sin embargo nadie deja de pensar en algunos de ellos al recorrer la historia del arte. Desde la Dama de Elche a Lucien Freud, de La Gioconda a Van Gogh.
Durante siglos, el retrato buscó la similitud, el parecido. Más tarde, en el retrato contemporáneo, y con la fotografía para “ser fiel al modelo”, el artista rompe el compromiso con la realidad y establece nuevos códigos: aparece la imagen personal, cambia la forma de mirar. El retrato empieza a dejar ver mucho más allá de la apariencia. Puede respetar los modelos o puede destruirlos, puede traspasar personalidades y presentar aspectos ocultos de los personajes. El creador plantea sus propios códigos.
Hay pocos artistas actuales que se animen a hacer toda una serie de retratos, como ésta que presenta ahora Luisa Pagola. Con un agregado: Luisa retrata a supropia familia, sus seres queridos, su entorno.
Decía Francis Bacon: El modelo es una persona de carne y hueso, y lo que hay que capturar es lo que emana de dicha persona.No hablo en términos espirituales y demás -eso es lo último en lo que creo-.Pero de cada persona emana algo, no importa quién sea, y en algunas personas la emanación es más fuerte.”
Yo no dudo que Luisa Pagola logra atrapar aquelloemanado de cada uno de sus modelos. Y lo consigue además, a través de una técnica impecable y con un claro planteo estético. Una artista verdadera.

Florencia Salas

miércoles, 5 de mayo de 2010

Muestra de Néstor Goyanes "El sol del 25..."














Mi gran amigo Néstor Goyanes inauguró ayer en Atica, (Libertad 1240) con mi curaduría que ojalá haya estado a la altura de su obra...
Recomiendo de verdad que vayan a verla porque es una lección de libertad en el grabado.

Transcribo el texto del catálogo:
El sol del 25…
Es curioso ver, en estas fechas de bicentenario, cómo algunos artistas hacen malabarismos para encajar en una temática que parece casi obligatoria.
Sin embargo, en el caso de Néstor Goyanes, estoy segura de que la presente muestra hubiera llegado igual, como consecuencia lógica de su búsqueda, A él le creo, inevitablemente.
La historia empieza hace mucho tiempo. Néstor trabaja siempre con el tema del tiempo, de los orígenes, de la propia historia. Hubo una serie magnífica a partir de cartas antiguas de sus abuelos inmigrantes; otra de los viajes que dieron origen a las migraciones. También una conmovedora de recuerdos escolares, en los que reproducía imágenes y frases de sus cuadernos de chico. En estos cuadernos aparecían dibujos y frases que había repetido hasta el cansancio en sus años de escuela: entre ellos, el cabildo. Todos hemos dibujado el cabildo infinidad de veces, y supongo que Néstor debe haberlo hecho incluso más (el alumno que dibuja bien pasa al frente y dibuja un enorme cabildo en el pizarrón). Cuando uno es chico, la patria es la figurita del cabildo con muchos paraguas delante y señoras con peinetón.
Ahora, en esta serie que se presenta, el cabildo es el tema excluyente: El cabildo tomado como lo tomábamos en esa época: como ícono de la patria. “Es raro notar que ahora la palabra patria está desprestigiada”, dice Néstor e intenta una definición personal: “La patria es como la casa de los viejos. Es el lugar al que uno vuelve siempre. Donde hay algo de vos mismo que quedó”. A partir de allí, el cabildo se rodea de los siempre presentes soles que lo han seguido por toda su obra, soles que asoman, que brillan, que se esconden. Soles enormes, soles luminosos y coloridos. Le gusta recordar la frase “el sol es el poncho de los pobres”. El sol como igualador, omnipresente para todos. Para los de adentro del cabildo, que estaban haciendo historia, y para los de afuera. Para los de ese día de lluvia y para los que doscientos años después siguen dibujando cabildos en sus cuadernos.
La sensación es que Néstor siempre habla de la identidad. De la identidad propia, la familiar, la de los inmigrantes, la de la patria. Y lo hace desgranando sus códigos personales, presentando con guiños casi imperceptibles su propia simbología, con humor y con una poética entrañable.
Néstor Goyanes no es un grabador convencional: su trabajo abigarrado, su empleo del color casi pictórico, sus grafismos fuertes y su profundo conocimiento de las técnicas que utiliza, lo convierten en un personaje absolutamente singular dentro del panorama plástico.
Florencia Salas
Curadora